¡Concebir el futuro para disfrutar el presente!

Muchas veces me han preguntado: “¿Qué lleva a un hombre a abandonar su país de origen, su casa, su familia y su seguridad para mudarse a un lugar desconocido donde se habla otro idioma, impera otra cultura y grandes retos están en espera de ‘abrir nuevos caminos’ en su vida?”.

Co-Pastors, Daniel y Paola Sánchez con su familia. Fotos proporcionadas por el autor.

En 2005, servía al Señor como evangelista en Chile, celebrando reuniones multitudinarias en la parte norte del país. En una de las reuniones evangelistas, una extraña vino a mí con la palabra de Dios. Dijo que el Señor le dio instrucciones sobre cómo encontrarme y que el Señor me daba la indicación de obtener un pasaporte porque lo iba a necesitar. No pude actuar según sus instrucciones debido a una variedad de razones.

Tres años más tarde, una mujer en nuestra congregación local, quien a menudo es enviada por Dios, vino a mí. De pronto me tomó de las manos y dijo: “Esto dice el Espíritu Santo: ‘¿Por qué no has sacado un pasaporte? ¡No te lo repetiré de nuevo!’”. No había manera de que tuviera conocimiento de la anterior indicación que me dieron. Al día siguiente, tan pronto como se abrió la oficina, solicité un pasaporte. No tenía ni idea de por qué que lo necesitaría. Pero pensé que no necesitamos entender por qué, ¡solo tenemos que obedecer a Dios!

Pronto llegaron invitaciones para llevar a cabo reuniones evangelistas en Brasil, Perú, Argentina y otros países. Luego mi esposa empezó a sentir un impulsó hacia los EE. UU. Empezamos a orar a Dios para que nos guiara. Sin dinero y viviendo por la fe, dije: “Si Dios nos quiere llevar a los EE. UU., nos abrirá todas las puertas”. Solicité una visa, que no es un documento fácil de obtener, y, milagrosamente, la conseguí.

Así que mi esposa y yo nos fuimos de Chile hace más de diez años para venir a los Estados Unidos. La decisión de irnos no fue fácil, pero sabíamos que estábamos obedeciendo el llamado de Dios. No sabíamos lo que nos deparaba el futuro, pero nos aferramos a la certeza de que Dios honra a quienes responden a su llamado en obediencia.

Todos nos sentimos inseguros cuando tomamos decisiones que afectan nuestro futuro de maneras desconocidas. Enfrentamos decisiones difíciles, como si ir o no a la universidad, si cambiar de trabajo, si iniciar un negocio, si volverse pastor o mudarse a otro país. Decisiones como éstas tienen consecuencias futuras desconocidas. Producen ansiedad.

El Pastor Sánchez y ancianos de la iglesia realizan bautismos.

Sin embargo, si conocemos la voluntad de Dios para nosotros en la Biblia, podemos concebir nuestro futuro de bendiciones y andar con fe sabiendo que Dios cumple sus promesas de victoria si nos atrevemos a creer en él. En Efesios 1:3-4, Dios nos dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”.

El texto no dice que seremos bendecidos. Más bien, dice que ya estamos bendecidos con toda bendición espiritual. Nuestras victorias se ganan primero en Espíritu, y luego recibimos en el Espíritu lo que Dios ya nos ha dado incluso antes de la fundación del mundo. ¡Aleluya! No solo Dios nos conocía desde antes de que Dios nos hiciera físicamente, sino que Dios nos dio un futuro lleno de bendiciones. Por lo tanto, las circunstancias del presente están sujetas a las promesas pasadas de Dios de un futuro bendecido. Cuando confiamos en Dios y su palabra sobre el futuro, Dios nos puede llevar a horizontes increíbles, sin importar el idioma, la cultura o el reto.

Como Dios nos ama, entonces caminemos como alguien que es guiado y protegido por ese amor. Dios nos ha dado la vida eterna, salud, milagros, crecimiento económico, matrimonios sólidos, familias restauradas, la liberación de la esclavitud, iglesias maduras, abundantes y en crecimiento y mucho más. Si Dios nos ha bendecido, entonces hay que concebir el futuro bendecido en Cristo. ¡Pongamos de nuestra parte para hacer del futuro que Dios nos muestra parte nuestro presente! ¡La fe, una actitud de poner constante atención al futuro de Dios y la misión de Dios en el mundo es lo que la iglesia necesita hoy!

Servicio dominical de adoración dirigido por el pastor Sánchez

La mujer de la hemorragia de Marcos 5 no se conformó con una muerte lenta. Ella tenía fe, la actitud correcta y la voluntad para actuar de una manera que le cambió la vida para siempre. Marcos 5:25-29 nos dice:

Había una mujer que sufría de hemorragia desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de varios médicos y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, porque pensó: “Si logro tocar siquiera sus ropas, seré sanada”. Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de aquella aflicción.

Al igual que la mujer, la iglesia de esta generación no puede permanecer estática y prisionera de nuestra situación. No debemos esperar a morir sin agotar todos los recursos que estén a nuestro alcance. Debemos querer demostrar la fe, la voluntad de cambio y el deseo de seguir viviendo para Dios como ella lo hizo. ¡Debemos mostrar un ferviente deseo de concebir la bendición que Dios nos ha dado y trabajar junto con Dios para alcanzar esa visión! La mujer dijo: “Si logro tocar siquiera sus ropas”, recibiré la promesa de Dios. Debemos perseverar hasta que podamos manifestar las bendiciones que Dios escribió en el pasado y fueron prometidas como las victorias de nuestro futuro.

Cuando nos entra duda, nuestra convicción sobre el amor de Dios pueda vacilar. Saber que estamos bendecidos debería hacer esa duda a un lado. Si estamos convencidos de que nada nos faltará, como se dice en el Salmo 23:1: “El SEÑOR es mi pastor, nada me falta”, entonces debemos proceder en consecuencia. Así que, ¿preocuparse por el presente tiene sentido? Si Dios ya ha garantizado nuestro futuro para el bien, y andamos con fe y actuamos con diligencia, entonces nuestro futuro afecta a nuestro presente. ¡Hay que confiar en Dios porque nuestra vida se sostiene de las manos de Dios!

Nuestro futuro es bueno, por lo que el miedo no tiene sentido en el presente. No duden ni se angustien, ya que Dios tiene un futuro bueno para ustedes y para mí. Su plan es hacernos bien, así que lo que parece malo en el presente no prevalecerá. Que nuestra fe nos ayude transformar el miedo paralizante en una acción valerosa.

Hoy, mi esposa, nuestros dos hijos y nuestra hija vivimos la bendición que concebimos en la fe hace más de diez años en Chile. Encabezamos dos congregaciones en crecimiento: La Iglesia de la Unción del Espíritu Santo en York, Pensilvania, y la Iglesia de la Restauración en Cristo en Mount Joy, Pensilvania. Sabemos que esto es solo el comienzo de nuestro papel en la misión de Dios. Debemos seguir “abriendo nuevos caminos” para la gloria de Dios. Cuando sabemos nuestro futuro, vivimos en el presente con confianza.

El Rev. Daniel Sánchez es pastor de la Iglesia de la Restauración en Cristo Mount Joy, Pensilvania) y la Iglesia de la Unción del Espíritu Santo York, Pensilvania)
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