Esta carta está traducida al español después de la de Ingles
One Thursday evening in 2000, two new Vietnamese student believers came to our door with a young Vietnamese couple, whom they have just met that same day at a grocery store. The two young men had been at our house a week before for dinner, and now they wanted us to meet their new friends who came from Hanoi. After an exchange of greetings, I asked the couple why they wanted to meet us. They said that they heard from their new young friends that we welcome everyone, including the people from North Vietnam, so they wanted to meet us. During that time, the relationship between U.S. and Vietnam had just reopened and there was still huge distance between Vietnamese people from North Vietnam and those from South Vietnam. The newly arrived North Vietnamese felt isolated when they came to the U.S.
Our conversation with the couple got to a special moment when we asked “How long have you been married?” “Five years,” he said. At that instant I think the Holy Spirit nudged me to say “It is time for you to have children!” They looked at us very sadly. “My wife had miscarriages, so we don’t know.” The husband replied. I asked them “Would you like us to pray for you to have children?” At this moment their beaming hopeful eyes looked at us and both said “yes”. So, I said to them the same phrase as I always say to any person who ask me to pray: “Do you know who I pray to? I pray to the Lord Jesus. I believe that he can do what we ask. But you need to also believe in Him too. Would you want to believe in Him?” “Yes, we want to believe,” they both said. After I explained to them about the Lord Jesus, both of them made the confession of faith as described in Romans 10:9-10.
One year later, a baby girl was born into the family of this young couple. They were very happy and grateful to the Lord. One day, the husband told me that on the night of the day before they met us, he had a dream of a person in his dream told him that the next day someone would take them to meet a couple and the couple would pray for them to have a baby. I realized that the Lord had orchestrated the whole thing.
But the story did not end there. The Lord continued to bless this family and the church. One day when the baby girl turned five, her father asked me (because they made us guardians for their only child) to pick her up from school, because he and his wife were working late. As she came into the car, she said: “Uncle Tuyen, I wish that I have a baby brother”. I smiled and said to her, “I think we will discuss this with your dad and I will pray. God always listens to children’s prayers.” When her father came to pick her up, he said he and his wife would love to have another child, but they don’t know if that would be possible. But I remembered “With men it is impossible, but not with God: For with God all things are possible” (Matthew 19:26). I told him that and we prayed.
The Lord knows how to bless us! Not only one child was born, but within five years, two little girls were added to that family. The family of five were so happy. And I think this was not a coincidence for when the youngest daughter turned five, the three girls became our church’s worship team. Aileen taught them about twenty hymns and they were on their own to lead the church to sing. The interesting part was the five-year-old daughter at that time had not known how to read, but she could read all the lyrics of the hymns. One day, when the eldest sister, the pianist, and the second sister, the violinist, were ill, the little five-year-old came in with the parents. I said to her: “Since your sisters are sick, don’t worry about anything today.” She raised her little cute brown eyes and said, “But I am here.” “Did you pick the songs? I asked. She said “I chose songs with the Spirit in it!” From that time, she led the worship team to this day.
The Lord God is with us all the time. And He is active. What He puts in our hearts and dreams, one day will come true. Sometimes we wonder how we will have a Spirit-led movement of LMC. Keep faithfully praying and doing what He has put in our hearts. As we trust courageously in Him, we will be pleasantly surprised. With God all things are possible, because He said this, and it all begins with Him.
Tuyen Nguyenon behalf of the Bishop Elders Teamtuyennguyen4mail@gmail.comwww.LMCchurches.org
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Un jueves por la noche del año 2000, dos nuevos estudiantes creyentes vietnamitas llamaron a nuestra puerta con una pareja de jóvenes vietnamitas, a quienes acababan de conocer ese mismo día en una tienda de comestibles. Los dos jóvenes habían estado en nuestra casa una semana antes para cenar, y ahora querían que conociéramos a sus nuevos amigos que vinieron de Hanoi. Después de un intercambio de saludos, le pregunté a la pareja por qué querían conocernos. Dijeron que escucharon de sus nuevos amigos jóvenes que les damos la bienvenida a todos, incluidas las personas de Vietnam del Norte, por lo que querían conocernos. Durante ese tiempo, la relación entre Estados Unidos de Norteamérica y Vietnam acababa de reabrirse y todavía había una gran distancia entre los vietnamitas de Vietnam del Norte y los de Vietnam del Sur. Los norvietnamitas recién llegados se sintieron aislados cuando llegaron a los Estados Unidos de Norteamérica.
Nuestra conversación con la pareja llegó a un momento especial cuando preguntamos “¿Cuánto tiempo han estado casados?” “Cinco años”, dijo. En ese instante creo que el Espíritu Santo me empujó a decir “¡Ya es hora de que tengas hijos!”. Nos miraron muy tristes. “Mi esposa tuvo abortos espontáneos, así que no lo sabemos”. Respondió el marido. Les pregunté: “¿Quieren que oremos para que tengan hijos?”. En ese momento sus ojos radiantes de esperanza nos miraron y ambos dijeron “sí”. Entonces les dije la misma frase que siempre le digo a cualquier persona que me pide que ore: “¿Saben a quién le rezo? Ruego al Señor Jesús. Creo que puede hacer lo que le pedimos. Pero también necesitas creer en Él. ¿Querrías creer en Él?”. “Sí, queremos creer”, dijeron ambos. Después de que les explique acerca del Señor Jesús, ambos hicieron la confesión de fe como se describe en Romanos 10:9-10.
Un año después, nació una niña en la familia de esta joven pareja. Estaban muy felices y agradecidos con el Señor. Un día, el esposo me dijo que en la noche del día antes de que nos conocieran, tuvo un sueño de una persona en su sueño que le dijo que al día siguiente alguien los llevaría a conocer a una pareja y la pareja oraría por ellos. para tener un bebe. Me di cuenta de que el Señor había orquestado todo el asunto.
Pero la historia no terminó ahí. El Señor continuó bendiciendo a esta familia ya la iglesia. Un día, cuando la niña cumplió cinco años, su padre me pidió (porque nos hicieron tutores de su único hijo) que la recogiera de la escuela, porque él y su esposa estaban trabajando hasta tarde. Al subir al auto, dijo: “Tío Tuyen, me gustaría tener un hermanito”. Sonreí y le dije: “Creo que discutiremos esto con tu papá y oraré. Dios siempre escucha las oraciones de los niños”. Cuando su padre vino a buscarla, dijo que a él y a su esposa les encantaría tener otro hijo, pero que no saben si eso sería posible. Pero recordé “Para los hombres es imposible, más para Dios no; porque para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). Le dije eso y oramos.
¡El Señor sabe cómo bendecirnos! No solo nació un niño, sino que, dentro de cinco años, se agregaron dos niñas a esa familia. La familia de cinco estaba muy feliz. Y creo que esto no fue una coincidencia porque cuando la hija menor cumplió cinco años, las tres niñas se convirtieron en el equipo de adoración de nuestra iglesia. Aileen les enseñó unos veinte himnos y ellos estaban solos para llevar a la iglesia a cantar. Lo interesante fue que la hija de cinco años en ese momento no sabía leer, pero podía leer todas las letras de los himnos. Un día, cuando la hermana mayor, la pianista, y la segunda hermana, la violinista, estaban enfermas, la pequeña de cinco años entró con los padres. Le dije: “Ya que tus hermanas están enfermas, no te preocupes por nada hoy”. Levantó sus pequeños y lindos ojos marrones y dijo: “Pero estoy aquí”. “¿Elegiste las canciones? Yo pregunté. Ella dijo: “¡Elegí canciones con el Espíritu en ellas!”. Desde ese momento, ella dirigió el equipo de adoración hasta el día de hoy.
El Señor Dios está con nosotros todo el tiempo. Y Él es activo. Lo que Él pone en nuestros corazones y sueños, un día se hará realidad. A veces nos preguntamos cómo tendremos un movimiento de LMC dirigido por el Espíritu. Sigan orando fielmente y haciendo lo que Él ha puesto en nuestros corazones. A medida que confiemos valientemente en Él, seremos gratamente sorprendidos. Con Dios todas las cosas son posibles, porque El dijo esto, y todo comienza con El.
Tuyen Nguyenen nombre del Equipo de Obispos Ancianostuyennguyen4mail@gmail.comwww.LMCchurches.org